Ayer era domingo y nos fuimos para el mayor parque de Ciudad de México, el bosque de Chapultepec. Este parque urbano, cuyo nombre significa“cerro del saltamontes” en la lengua indígena náhuatl, es uno de los mayores recintos de esas características en el hemisferio occidental.
Está dividido en tres secciones y en él puedes encontrar absolutamente de todo: museos, un antiguo palacio, un zoológico, varias fuentes, un espacio para niños con laberintos de cristales y tirolesas (tirolinas), muchos vendedores ambulantes y tropecientas personas.
De hecho, esto fue lo que nos impresionó nada más llegar, la marabunta de personas que se iban el domingo al parque. En una ciudad tan gigantesca, todo es a lo grande, incluso las colas para salir del metro e irte a ver algo de verde.
El parque es impresionante y nada tiene que envidiar, en cuanto a belleza y seguridad, a otros tan reputados como el Central Park de Nueva York, el Hyde Park de Londres, el Retiro de Madrid o el Lumphini Park de Bangkok.
No tienen nada que envidiarles porque los parques siempre se terminan pareciendo. En el buen sentido de la palabra, que conste. Porque un parque no supone solo un pulmón verde para una gran ciudad, es también una forma de evasión para ciudadanos ahogados en cemento y estrés.
Este creo que es el mayor valor de Chapultepec, el de ofrecer una válvula de escape a los millones de animalitos que conformamos el DF.
Con todo, es gracioso comprobar cómo los patrones se repiten en un lado y otro. No importa el continente, la raza o la renta. Un parque es un parque.
Aquí os dejo con algunas fotografías y situaciones que me acontecieron en este parque y que se asemejan a las de otros parques que he visitado.
Por un lado están las caricaturas y las criaturas maquilladas. No hay nada más chévere que sacarte un retrato o cubrir a tu hijo de pintura. Da igual que sea el DF o Nueva York.
Otro must son los lagos con barcas alquilables. En el Retiro de Madrid, en La Carolina de Quito, en el Lumphini Park de Bangkok o el mismo Chapultepec.
Un parque famoso tampoco es un parque sino tiene más fauna y flora en un palmo que la que se ve en las calles de la misma ciudad. Palomas y pavos reales son clásicos europeos, pero hoy nos hemos encontrado muchísimas ardillas, en Guayaquil tienen iguanas y en Cambodja, perros jugando con monos. Lee el resto de esta entrada